martes, 30 de marzo de 2010

entrevista a Carl Case.

En Colombia, el tema de las minas podría ser manejable en 10 años, según experto de la OEA
Carl Case, experto estadounidense en minas antipersonales de la OEA

Para eso tiene que seguir mejorando la seguridad y conseguir financiación. El año pasado en el país hubo más de 600 víctimas por minas, al mismo nivel de Camboya y Afganistán, según Carl Case.

Si alguien sabe de qué está hablando es Carl Case, militar estadounidense que encabeza la Oficina de Acción Humanitaria Contra las Minas Antipersonales de la OEA.

Case lleva varias décadas metido en el tema y en casos bien complicados como el de Irak, donde se desempeñó como el experto en desarme de E.U. basado en Bagdad.

Desde hace un tiempo Case viene metiendo la ficha por Colombia, donde la OEA tiene presencia en este tema desde el 2003.

Aunque dice que la situación sigue siendo una de las más graves del mundo, cree que con la adecuada financiación, el problema podría volverse manejable de aquí a diez años. Case recibió a EL TIEMPO en su oficina en Washington.

¿Qué tan grave sigue siendo el problema de las minas en Colombia?

Es un problema muy serio. Le pongo un ejemplo. De los 90 hasta hace algunos años Nicaragua era considerado uno de los más casos más serios pero nunca tuvieron más de 20 víctimas en un año. Eso le muestra dónde está Colombia y la dimensión del problema (las últimas estadísticas hablan de 600). Está en la misma categoría que Camboya y Afganistán. Es justo decir que Colombia tiene uno de los problemas más serios del mundo.

¿Y qué hacen ustedes en el país?

Firmamos un convenio para trabajar en Colombia desde el 2003, pero hasta el 2005 estuvimos limitados a unas pocas cosas como destrucción de minas, pues no había mucha plata. En el 2005 nos pidieron ayuda con desminado como tal, empezando por las que están en los campos bajo jurisdicción de los militares, que son unos 38. Ya se han limpiado 30 y deben completar otras 5 este año.

¿Cómo es el trabajo?

Damos ayuda logística. El ejército lo que venía haciendo era un 'desminado militar', es decir, como parte como parte de operaciones de combate, para despejar el camino. Pero no como exigen los estándares internacionales, que lo que pretenden es desminar, pero para entregar luego la tierra asegurada a los pobladores. En el 2006, la Vicepresidencia nos pidió ayuda en desminado humanitario en zonas donde las Farc o el Eln las han sembrado. Los hemos ayudado a crear 4 unidades del ejército que están en este momento realizando labores. Les damos equipos de protección, detectores de minas, les pagamos a los involucrados un excedente de 300 mil pesos mensuales como reconocimiento de su peligroso trabajo. Les damos seguro de vida, de accidentes, de alimentos.

¿Y a futuro cuáles son los planes?

El Gobierno quiere expandirse de siete unidades que tiene para desminado y desminado humanitario a 14. Eso será difícil y depende del apoyo de la comunidad internacional. Eso también es lo que hacemos. Ayudar a conseguir los fondos. En este momento hay cuatro donantes: E.U., Canadá, España e Italia, y queremos expandirlo más. Cuando esos 14 estén en funcionamiento tendríamos unos 575 hombres trabajando en el terreno, adicionalmente a los que tiene el Ejército para sus propias necesidades. A partir de este año, cuando culmine el desminado de los campos bajo control del Ejército, solo apoyaremos desminado humanitario.

Si se logra conformar ese número, ¿cuánto tiempo cree que pasará hasta alcanzar una Colombia sin minas?

Es una pregunta razonable pero no es fácil de responder, pues no sabemos la dimensión del problema. El gobierno dice que hay 58 municipios severamente afectados (en 12 departamentos). En algunos casos hemos trabajado en uno solo de esos municipios por varios años. Se podría hacer la matemática pero creo que eso no funciona. Hay muchos factores. Las minas que ponen los grupos irregulares no fueron hechas en fábricas, sino en la jungla y no sabemos que tan larga es su vida útil. Mientras sigan poniendo minas es muy difícil saber cuánto tardara. Estamos haciendo un gran esfuerzo, junto a ONG, para tratar primero de hacer un informe para entender qué tan grave es el problema. Pero eso se demorará unos dos años.

Pero yo creo que en diez años, si se mantienen o siguen mejorando las condiciones de seguridad y con la adecuada financiación nacional e internacional, podríamos acercarnos a un punto donde el problema pueda ser manejable.

¿Es cierto que hay países que no quieren dar fondos pues no les gusta la idea de que la plata caiga en manos de los militares colombianos?

Eso es verdad. En muchas partes del mundo los militares no hacen desminado humanitario. Pero en las Américas ha sido más la regla que la excepción. En general, no habíamos tenido problema con los donantes en otros países porque el desminado se hace posconflicto, mientras que el de Colombia sigue y hay donantes que les preocupa que si se hace desminado humanitario usando fuerzas militares se puede poner a las comunidades en riesgo de ataques por parte de grupos irregulares si los militares no continúan proporcionado seguridad luego de terminar su trabajo. Nos han asegurado que una vez se limpien las zonas se mantendrá la seguridad. Pero hay que esperar a ver cómo funciona eso, ver si la gente puede regresar a sus comunidades.

¿Cuál ha sido el principal obstáculo que ha encontrado en su trabajo?

La seguridad. Hemos tratado en algunas zonas pero la situación lo impide. El otro es la financiación. Podríamos hacer mucho más si recibiéramos más fondos. Quisiéramos poder ayudar a la creación de esas 14 unidades y expandir nuestro equipo de 25 funcionarios a 50, pues, además de apoyar a las unidades, hay mucho trabajo por hacer con las comunidades. Pero la plata es un problema.

¿De cuánto estamos hablando?

Nuestro presupuesto actual es de 2,9 millones de dólares. Necesitamos 4,5 a partir del año entrante. No es claro si podremos lograrlo. No es mucho dinero pero sí mucho el bien que se podría lograr. Colombia se merece ese apoyo.

¿Si la meta es acabar con las minas bajo control del gobierno este año, por qué Colombia quiere pedir una extensión de 10 años para el cumplimiento de los términos de la Convención de Ottawa sobre la Prohibición de Minas Antipersonales?

Lo que dice la Convención es que están obligados a limpiar todas las minas en el territorio bajo su control. El gobierno no quiere decir que no tiene todo el territorio bajo su control. Pero no tienen la capacidad para limpiar todas las minas que hay en el país pues la seguridad todavía no existe. Es un tema delicado.

Las últimas estadísticas dicen que las víctimas por minas ha caído de casi 1.200 en el 2006 a 632 en el 2009 ¿Cuál es su lectura de esa disminución?

Hay mejor seguridad en algunas zonas. Hay más educación preventiva para evitar que la gente caiga en las minas. Pero lo más probables es que la reducción venga por casos de militares mas no de civiles. Allí la reducción no parece significativa. Aunque es bueno, no es causa para una gran celebración.

¿Por qué, si el problema lleva décadas, se tardaron tanto en llegar al país?

Hace diez años nadie quería meter un pie en Colombia. Las condiciones de seguridad no estaban y muchos pensaron que no valía la pena. Pero desde que Colombia firmó la Convención -y se volvió una exigencia- y comenzó a mejorar la situación de seguridad las cosas han cambiado.

SERGIO GÓMEZ MASERI

CORRESPONSAL DE EL TIEMPO

WASHINGTON

Derechos de autor:

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