martes, 14 de septiembre de 2010

La ONU en su laberinto (II): Nave a la deriva

“La fuerza de un derecho no debería ser medida por la existencia de una norma jurídica, sino por la existencia del ser humano y su reconocimiento como portador derechos humanos fundamentales” C.A.

Publicado el 14 Septiembre 2010.

por

Miguel Antonio Espino Perigault es periodista y profesor de la Universidad de Panamá.



Mientras los pueblos del mundo se sumergen en sus propios problemas internos, en el seno de las Naciones Unidas se libra una silenciosa e ignorada pugna ideológica interna entre dos bandos irreconciliables. Es una lucha que no quedará en tablas, dadas la naturaleza del encuentro y de lo que está en juego, Los contrincantes son los bandos que promueven, uno, la cultura de la muerte y, otro, la cultura de la vida. Está en juego el destino de la humanidad, amenazada como nunca antes. Es como un holocausto de valores éticos. La cultura de la muerte está representada, primero, por los movimientos promotores del aborto libre e irrestricto, por la esterilización de mujeres y hombres, como derechos humanos (?) supremos. La maternidad es presentada como un mal y los hijos como una rémora para el supuesto desarrollo óptimo de la mujer, sobre todo, como individua. El segundo elemento de esta cultura de la muerte es la sodomía elevada a virtud y a derecho. Ambos elementos son, en realidad, complementarios e intercambiables: el aborto libre e irrestricto lesiona a la familia, así como destruye la vida. La sodomía como conducta personal y social irrestrictas destruye a la familial y la vida, que no genera. De ambas posiciones ideológicas se derivan numerosas acciones irresponsables en el manejo de documentos oficiales de la ONU, medidas de presión políticas y acuerdos favorables a las políticas de aborto y educación sexual contranatural y aberrante,

Por la irresponsable administración de la ONU, grupos radicales de la Cultura de la Muerte, dentro de la ONU y fuera de ella, llevan a cabo una agresiva acción irregular, esto es, con sus propias reglas y hasta con su lenguaje propio, ajenos ambos, reglas y lenguaje a los fines y filosofía originales de la ONU. Estos no han cambiado; pero sí para los activistas de la Cultura de la Muerte, con sus enfoques e interpretaciones propios, distintos a los originales de la organización. Mediante estos métodos se tergiversan y se traicionan los objetivos y metas originales de la ONU, en nombre del progreso y la modernidad, definidos según la ideología de género, de naturaleza neo-marxista, como se ha denunciado.

Podría afirmarse que se juega el destino de la milenaria civilización de raíces cristianas. Pero, es más. Se juega el destino de todas las culturas de raíces religiosas: la cristiana, la judaica y la del Islam. No se trata de un encuentro de dos culturas y civilizaciones, como algunos quieren llamarla; sino un juego mortal, sin reglas y con trampas, de parte de los retadores a lo tradicional, los peones de la cultura de la muerte.

La ONU anda a la deriva. Y parece que nadie se ocupa de ello. Y quien menos se ocupa es el Secretario General de la ONU, el “inútil” Ban Ki-Moon, “el hombre invisible”, como ha sido llamado burlonamente y a quien le han dicho de todo: inepto, incapaz, soporífero, algunos analistas políticos internacionales (revista Semana/Estrella de Panamá/5-9-10) Este señor es un ejemplo claro de la tesis del “Principio de Peter” , de Laurence J. Peter (1969), que pretende explicar el fracaso de las personas promovidas a cargos superiores en una organización y descubren su incapacidad para el nuevo puesto, aunque hayan desempeñado regularmente bien en otros. Sin embargo, Ben Kim-Moon, pese a toda las críticas que se adelantan por su criticada labor, probablemente será reeligido el próximo año, cuando se cumpla el quinquenio de su ineficiente e irresponsable labor. La razón es sencilla. Es el hombre para el puesto. Tiene que terminar su negativa labor de dejar hacer y dejar pasar el perverso plan denominado Objetivos del Desarrollo del Milenio, (ODM). Así lo quieren Barack Obama y los poderes ocultos que lo dominan.

Analistas políticos internacionales apuestan a la reelección del inepto Secretario General; mas no por su gran labor, ni siquiera por haber realizado una labor altamente mediocre, que quizá pudiera disimularse en aras de la paz administrativa; sino por su ineptitud, su no labor, que ha resultado en una política de permisividad ante los abusos, desmanes y arbitrariedades de los grupos radicales de las agendas abortista y homosexual. La ya citada Catholic Family & Human Rigts Institute ( http://www.c-fam.org/ ) abunda en esos ejemplos. Los analistas que lo juzgan demuestran conocer las carencias del Secretario General, quien parece no ser ni general ni secretario. La reelección del inepto anti-líder sería la salida lógica de una confabulación como la que denuncian los movimientos pro-vida y pro-familia; o la simple solución lógica de una corriente de decadencia, por desgaste, de la corrompida organización.

Derechos de autor: http://blogs.hazteoir.org/opinion/2010/09/14/la-onu-en-su-laberinto-ii-nave-a-la-deriva-por-miguel-a-espino/

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