Por: Cmagudelo.
05/01/2013.
Una vida es insustituible, hay que
tomarse en serio este derecho.
Estimados y apreciados letrados y
ciudadanos: si recordáis el mensaje que se nos ha dado desde el principio de
los tiempos, este mensaje no es otro que el de obrar y vivir con justicia. Este
mensaje fue desconocido por la sociedad griega, romana, china y otras que
antecedieron al nuevo mensaje expresado con posterioridad al año cero después
de Cristo. La justicia y la rectitud son el escudo y la lanza del guerrero,
ambas invitan al hombre a vivir en sociedad.
Pero tanto la justicia, como la
rectitud y también la equidad fueron desconocidas por el hombre de otrora, pues
también las ha desconocido el hombre medieval. Durante toda la existencia de la
humanidad, la brutalidad ha sido el mayor de los mensajes para regir el mundo
sin piedad y sin justicia.
¿Tan difícil es entender y concebir
la justicia y la equidad, tan difícil es que el ser humano entienda estos dos
conceptos? Pues al vulnerarlos, también se vulneran de modo automático todos
los demás derechos que a su alrededor orbitan.
¿Por qué es tan difícil el que los
hombres se entiendan los unos a los otros? Pero lo difícil de que cada hombre
acepte y ayude a la vez a su semejante, no es más que por su condición de
egoísta. Es preciso que la sociedad no sea un Caín errante, de serlo la paz
difícilmente llegara a las naciones y más difícil aun que llegue el amor.
Quizás la comparación no sea la más
adecuada pero Caín es al delito como una acción negativa es a la violación de
las leyes y la Constitución. La metáfora Bíblica de Caín y Abel, es la
representación de lo bueno y lo malo, de lo justo y de lo injusto, de la esperanza
y de la desesperanza.
El incumplimiento de la ley sea esta
divina, natural o positiva no tiene otra consecuencia que las acciones malas y
contrarias a estas leyes por parte de los hombres. Toda acción mala tiene
consecuencias con forme a la Constitución y a la ley. En tanto que una acción
buena, esta nace de la Constitución y de la ley; pero el hombre no puede
sorprenderse cuando por sus malas acciones sea rechazado y repudiado. Pues
vivir conforme a la ética y a la moral es la senda del justo, estar por fuera
de ellas, es la senda del injusto, quien debe ser castigado permanentemente.
El hombre que respeta las normas que
rigen una sociedad, es como aquel justo que renunciando a todo, pero dejando lo
necesario, lo entrega para servir a los demás. El paso de la injusticia a la
justicia no es un paso difícil, solo basta con aceptar que existen normas que
rigen a todos para vivir en sociedad. Todo aquel que persevere en la injusticia
recibirá el castigo que se merece. Mientras que aquel que obra con justicia y
rectitud sobre él se erige la justicia y la equidad.
Todo accionar sustentado en el odio,
tiene como consecuencia acciones llenas de odio y de maldad; mientras que una
acción buena no tiene consecuencias malas; por el contrario, una acción buena
construye buenos hábitos y armonía social.
Así como el que mata, hurta, roba,
falta al deber de cuidado o extorsiona, son acciones que están cimentadas en un
dejarse influenciar por las malas acciones y conductas. Pues es bien entendido que
el que mata, hurta, roba, extorsiona tiene perdón de la justicia. Pero el que
se basa en la solidaridad, el amor, la esperanza, la bondad y el bien, la
justicia es su mejor amiga y no tiene porque hacerle ningún tipo de sanción.
Ahora, aunque la justicia sancione a
quien actúa mal, el hombre debe de actuar sin odio; esto es, sin odiar al que
se ha equivocado; pues el odio, es el mayor enemigo de una sociedad que quiere
vivir en armonía. Perdonar implica evitar que una sociedad se subsuma en una
disputa permanente y en un desasosiego guiado por el odio.
Estimados amigos, hay que valorar la
Constitución no de palabra y mucho menos de boca, sino de verdad y con obras
que conduzcan a su materialización. Si así es realizado por el ciudadano, se
conocerá que este, obra conforme a los mandatos constitucionales y no conforme
intereses propios. La conciencia del demócrata debe ser tal que no consienta el
más mínimo incumplimiento de la Constitución. Y en caso de que una conciencia
sea vendida, siempre está a tiempo para retractarse, pues es mayor el poder que
nace de la Constitución que la conciencia misma de la persona. Pues ella
<> aunque conozca todo de cada persona, es mayor la
sanción moral y ética cuando obra por fuera de la justicia.
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